Lo que en principio parecía ser la panacea de sistema operativo para dispositivo móviles parece ser que no lo es tanto. La principal ventaja de Android es que está basado en Linux y se distribuye como código libre, permitiendo modificarlo de forma sencilla. Pero las compañías que están instalando Android en sus móviles parece que están haciendo todo lo posible para que este no se pueda modificar. Concretamente el Motorola Droid X integra un sistema que checkea varias características importantes del software de teléfono durante el arranque.
Si hemos decidido modificarlo, (hack, jailbreak…) y el móvil lo detecta, queda absolutamente inservible. No arrancará ni nos permitirá acceder a ningún tipo de configuración o menú, tendremos un bonito smartphone de pisapapeles. La única manera de resucitarlo es mandarlo al servicio técnico de Motorola y que restauren el software original del Droid X, aunque podríamos tener problemas de detectar que el fallo ha sido producido por una modificación en el software. Este tipo de medidas abusivas antimodificaciones deberían estar prohibidas, cuando uno compra un teléfono es dueño de el y debería poder modificar el software a su antojo, y más tratándose de Android.
Vía MobileCruch